Habían pasado varias semanas desde que Rorik Barbadeseda y Michelangelo Chacomaster partieron hacia Luzkan, era un día muy frió y con poca visibilidad debido a la aguanieve que caía, pero los dos enanos continuaban sin importar nada, ese fue su mas grave error hasta ahora en el viaje, ya que por la escasa visibilidad no se dieron cuenta de que los seguía un grupo de orcos. En el momento que los enanos decidieron armar el campamento, los orcos los atacaron y los capturaron para luego llevárselos a su campamento.
El campamento de los orcos era pequeño pero todos los integrantes parecían bien preparados para pelear, los enanos fueron arrastrados hasta una choza en la que ya había un Halfling y un Elfo. Al retirarse los orcos quedaron en silencio por un buen rato.
-Mi nombre es Raynard Whitewolf- Salto el pequeño Halfling -¿Y ustedes como se llaman?- , uno de los enanos le contesto -Yo soy Rorik Barbadeseda y el es Michelangelo Chacomaster- , el elfo continuaba en silencio como si no escuchara nada de lo que dijeran los demás, -¿Cual es tu nombre?- pregunto Rorik molesto -Su nombre es Nengwen Undómiel y es todo lo que me dijo en los dos días que llevamos acá.- aclaro Raynard. Los enanos y el hobbit hablaron por un buen rato explicando cada uno como era que habían llegado hasta ese lugar y como podían hacer para escapar cuando de pronto entro un orco y se lo llevo a Michelangelo, -¿Que esta pasando?- pregunto Rorik sobresaltado -¿A donde se lo llevan?- , nadie contesto nada y los orcos se lo llevaron al enano, -Es así todos los días, te llevan un par de horas con ellos y después te traen de vuelta- contó el halfling -Pero, ¿que van a hacer con el?- quiso saber el enano que quedaba, pero el hobbit no contesto, solo agacho la cabeza en señal de que no le esperaba nada bueno. Afuera de la carpa se escuchaban los gritos del enano y los festejos de los orcos, al cabo de un par de horas Michelangelo volvió todo golpeado, -¿Que te hicieron?- pregunto Rorik desesperado y Michelangelo solo suspiro profundamente.
Pasaron su primer día juntos y el Elfo seguía sin decir ni una palabra. A media mañana los orcos entraron y se llevaron al pequeño hobbit que trataba de oponer resistencia, Rorik estaba desesperado, gritaba para que no se lo lleven, el no saber que les hacían lo volvía loco y su amigo desde ayer que no hablaba, se había ido el único con el que podía conversar. Pasaron 2 largas horas hasta que trajeron de nuevo al hobbit, este también estaba golpeado pero mucho menos que el enano. -¿Que es lo que te hicieron?- Quiso saber el enano ya casi al borde de un ataque de nervios, pero el hobbit no llego a contestar que los orcos se llevaron a Rorik, forcejeó todo lo que pudo, pero estaba atado y los orcos eran mas.
Los gritos de sufrimiento del enano no pararon en toda la tarde y recién al anochecer lo devolvieron a la choza, al entrar de nuevo en el lugar que los tenían cautivos Rorik había entendido todo, el silencio de todos era una promesa de que jamás se iba a decir lo que pasaba afuera de la choza, no se lo iban a contar a nadie, ni siquiera lo iban a hablar entre ellos.
Los días pasaban y los orcos los seguían sacando de a uno para devolverlos un poco mas golpeados y extremadamente cansados, hasta que un día, cuando trajeron de vuelta al elfo este hablo por primera vez y dijo -No me ataron bien, creo que puedo aflojar las cuerdas y soltarme, si colaboramos todos podremos escapar de este infierno.- los demás se miraron tan solo un segundo, -¿Que estas esperando?- preguntaron los tres al mismo tiempo. Al cabo de unos minutos eran todos libres de sus ataduras, pero todavía tenían que escapar del campamento, así que decidieron esperar a la noche cuando los orcos descansaran para matarlos a todos y poder escapar.
Una vez llegada la noche salieron de la choza de la manera más sigilosa posible y fue entonces cuando se dieron cuenta de las habilidades del Halfling o mejor dicho se dieron cuenta que ya no lo veían ni escuchaban, era muy hábil para esconderse y no hacer ruido. Lo primero que hicieron fue buscar la choza donde tenían sus cosas, el halfling entro sin ser visto, tomo su espada y le corto el cuello al guardia que estaba dentro, una vez armados fueron por el resto, eran aproximadamente unos 15 orcos adultos, todos machos así que no dudaron ni un segundo en masacrarlos, no después de todo lo que les habían hecho.
Por fin eran libres y se dispusieron a irse del lugar, al avanzar unos cuantos metros se dieron cuenta que todos iban en la misma dirección, -¿hacia donde van?- pregunto Nengwen -A Luzkan- contestaron los 3 pequeños al mismo tiempo.
Por fin eran libres y se dispusieron a irse del lugar, al avanzar unos cuantos metros se dieron cuenta que todos iban en la misma dirección, -¿hacia donde van?- pregunto Nengwen -A Luzkan- contestaron los 3 pequeños al mismo tiempo.
Después de una pequeña conversación se pusieron de acuerdo en que lo mejor para todos era continuar su viaje juntos y así lo hicieron.
the sound of silence
ResponderEliminara bueno .... asi empesaron !!!! dios mio.