jueves, 21 de octubre de 2010

Desert of Desolation - Capitulo 3

Pasaron varias horas desde que se levantaron hasta que emprendieron nuevamente su viaje los aventureros, ya que, seguían agotados por la batalla del día anterior contra los orcos. Cerca del medio día retomaron su viaje hacia Luzkan, a lo lejos se podían ver nubes de tormenta, pero esto no le impidió al grupo continuar, mas tarde se darían cuenta de su error, el camino era tan complicado como el que venían siguiendo hasta el momento, bordeando los acantilados que seguían al rio.
            Ya se acercaba la noche y con ella la tormenta, fue momento de buscar un buen refugio al que la creciente del rio no le llegara, los Enanos fueron los encargados de buscar un lugar adecuado, así fue que se encontraron con una cueva que parecía de lo más apropiada para descansar, ya que no habían marcas de que el rio creciera hasta allí y sobre todo no había ningún peligro de derrumbe. Una vez elegido el lugar, los Enanos buscaron al Elfo y el Hobbit, juntos entraron a la cueva en la cual se sentía un profundo olor a descomposición, los aventureros no tardaron en notar una gran pila de huesos la cual tenía huesos de distintos tamaños y de distintos animales, se podían distinguir algunos grandes como los de un caballo y chicos como el de las ratas. Ya era demasiado tarde para buscar otro refugio, finalmente había comenzado la tormenta, afuera de la cueva llovía y nevaba al mismo tiempo que el viento comenzaba a aumentar su velocidad lo cual hacia tremendamente peligroso estar a la intemperie.
            Al grupo de aventureros no le quedo otra más que revisar la cueva hasta el fondo para asegurarse que nada los sorprenda a la noche, pero antes de poder comenzar a investigar escucharon algo que les helo la sangre, el gruñido de una bestia que parecía ser lo bastante grande como para tragarse al Hobbit de un bocado, los personajes se prepararon para lo peor, Rorik saco su hacha de batalla y su escudo justo después de castear un Bless a sus compañeros, Nengwen se preparo para castear un Web en el instante que visualizara a la criatura, Michelangelo saco su Axe of Hurling y un Nunchaku y finalmente Raynard se escondió entre las sombras y se preparo para atacar a la criatura por la retaguardia, finalmente de las sombras emergió una criatura de tres metros y medio de largo, bastante delgada, su piel era de color verde mohoso, con manchas grises, sus brazos y piernas eran largos y desgarbados, sus piernas terminaban en un gran pie con tres dedos y los brazos en anchas y poderosas garras afiladas, la criatura se acerco al grupo a una velocidad considerable arrastrando los brazos.
            Al ver a la criatura corriendo hacia ellos Nengwen lanzo su hechizo, segundos después Michelangelo le arrojo su hacha, la cual quedo atrapada en la telaraña que creó el Elfo, la criatura no dudo y alzo una de sus garras con la cual deshilacho la telaraña, la cual cayo como si fuera hecha de finos hilos, junto con ella cayo el Hacha del Enano. Rorik y Raynard aguardaban a que se les acercara lo suficiente, ni bien pudo Rorik golpeo con su hacha mientras Raynard le atacaba los talones con su espada y Michelangelo recibía el primer impacto que le desgarro tanto la armadura como la piel, las garras de esta criatura eran tan poderosas como espadas bien afiladas. Había comenzado un combate feroz en el cual Rorik y Michelangelo eran los objetivos de la criatura mientras que Nengwen y Raynard se sentían impotentes ya que carecían de habilidades en el combate cuerpo a cuerpo con criaturas tan grandes, esto no parecía afectar a los enanos que estaban entrenados para pasar entre las piernas de la criatura y atacar desde los puntos más vulnerables de esta, pero esto no evitaba que sufrieran los impactos de las garras.
            Tras varios minutos de pelea los personajes se dieron cuenta que la criatura no se quejaba de los golpes que estos le propinaban y sobre todo parecía que se curaba a una velocidad increíble, a los segundos de hacerle un corte este se regeneraba, justo cuando comenzaban a desesperarse notaron que le hacían más daño del que podía curar, entonces Nengwen decidió tirarle con sus dardos mágicos mientras que Michelangelo utilizaba su mejor estilo de combate y le pegaba con sus dos Nunchakus, al mismo tiempo que todo esto sucedía Raynard decidió pasear por la cueva para ver si encontraba algo de utilidad, para cuando volvió los demás habían derribado a la criatura, la cual cayo inconsciente, pero continuaba regenerándose. Sin titubear el Hobbit saco un pequeño círculo negro de su bolsillo el cual comenzó a desplegar hasta que tomo el tamaño de un circulo de un metro de diámetro, a continuación lo apoyo en el piso y les dijo a sus compañeros –Tenemos que cortar a la criatura en pedacitos para que pasen por el agujero, tiramos los pedazos adentro y nos libramos por fin de ella.- así lo hicieron aunque las partes parecían tener vida propia, en un intento de Nengwen por cortarle una mano esta salió disparada hacia el brazo del Elfo al cual quedo agarrada haciéndole mucho daño. Finalmente lograron tirar todos los pedazos al agujero el cual el hobbit volvió a plegar para guardarlo en su bolsillo.
-¿Qué encontraste en la cueva?- le pregunto Rorik al Hobbit
-Solo huesos de animales muertos- contesto Raynard, y antes de que pudieran seguir hablando escucharon los gruñidos de aproximadamente 9 criaturas y sonaban exactamente igual a la que acababan de derrotar con mucho esfuerzo, una fue bastante complicada, más de media docena de esas criaturas a la vez era prácticamente imposible, atemorizados huyeron al interior de la cueva, en un intento desesperado Raynard saco su agujero y lo dejo en el piso esperanzado de que alguna de esas criaturas se cayera en el.
            Habían llegado al final de la cueva y no tenían como escapar, escuchaban a las criaturas que se aproximaban por el pasillo, los Enanos se prepararon para pelear, mientras que el Hobbit busco en su bolsa y saco un par de pergaminos junto con 5 cubos de oro, le entrego todo al Elfo y le dijo -Lo encontré mientras ustedes peleaban con la criatura, no sé que hacen, fíjate si podes hacer algo.- Mientras los enanos aguantaban contra las criaturas que iban entrando, Nengwen leía los pergaminos lo más rápido que podía y Raynard trataba de volver al principio de la cueva a buscar su círculo sin ser visto, pero era imposible pasar por el pasillo sin tocar a las criaturas, así que se quedo en donde estaban todos tratando de que no lo vean. Nengwen había comenzado a hacer dibujos en el piso y a ubicar los cubos de cierta manera mientras recitaba unas palabras extrañas. –Ya está casi listo, entren todos al círculo que nos vamos de acá- dijo el Elfo y todos obedecieron, cuando por fin estaban todos adentro Nengwen dijo las palabras finales del conjuro, todo cambio.
Sintieron como si fueran tirados hacia atrás por una cuerda invisible atada en su cintura, al mismo tiempo todo comenzó a moverse a gran velocidad y era imposible distinguir algo de lo que veían, después de unos largos segundos cayeron en el piso de una habitación bien iluminada por la luz del día, las decoraciones eran muy hermosas y parecía que era la habitación de la casa de alguien muy importante, al levantarse y tratar de acomodarse la ropa notaron que las criaturas no estaban pero en lugar de ellas estaban paradas dos personas, un viejo y un tipo bastante más joven pero mucho más grande y robusto, el viejo vestía una túnica y con una sonrisa les dijo bienvenidos a Brazilaar, mientras que el joven levantaba su enorme garrote con pinchos en la punta y gruñía.

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